Prof. Elías Yaquich A.
En la actual sociedad de la información caracterizada por el relativismo, provisionalidad e incertidumbre se hace cada vez más necesaria que la capacidad de aprender a aprender ha de desarrollarse conjuntamente en la escuela con las distintas experiencias de aprendizaje. Sólo cuando los alumnos/as sean capaces de identificar problemas o/y dificultades a la hora de aprender estarán en condiciones de desenvolverse en el mundo de una manera crítica y autónoma.
"Tú enseñas ciencia; muy bien; yo me ocupo de forjar los instrumentos para su adquisición... No es asunto tuyo enseñarles los diversas ciencias, sino proporcionarles la afición a ellos y los métodos de aprenderlos cuando esta afición madure. Este es sin duda un principio fundamental de toda buena educación". Emilio (ROUSSEAU, 1762)
Introducción: situando la cuestión
Desde el inicio de la política educacional impulsada por los gobiernos de la Concertación se preconiza el principio de aprender a aprender. Pero tal principio no es nuevo, la Reforma de los sesenta también lo recogía como filosofía de trabajo deseable para los distintos niveles y modalidades educativas. Tal vez en ambas reformas subsiste la idea de que la consecución de este principio puede servir como antídoto del tan cacareado "fracaso escolar". También supone el reconocimiento de que la adquisición de las técnicas de estudio, de la manera en la que han sido planteadas, no han conducido a ninguna parte.
La utilización indiscriminada de los términos "técnicas" y "estrategias" de aprendizaje ha producido una aplicación confusa y descontextualizada de dichos conceptos. El desarrollo de las técnicas y hábitos de estudio han quedado relegados, por regla general, al tiempo de trabajo junto al educador; además la adquisición de las nuevas destrezas se producen de forma independiente y no se relacionan con los contenidos de las materias. A los alumnos/as se le dan las pistas necesarias para que puedan realizar una integración o aplicación adecuada de las distintas técnicas a las asignaturas de los distintos sectores y subsectores de aprendizaje.
La situación descrita anteriormente se contrapone a las propuestas formuladas por los teóricos del aprendizaje: éstos consideran que la capacidad de aprender a aprender ha de desarrollarse conjuntamente con las distintas experiencias de aprendizaje. Si el aprender a aprender supone la adquisición de estrategias como planificar, examinar las propias realizaciones para identificar las causas de las dificultades, verificar, evaluar, revisar y ensayar, las estrategias de aprendizaje son los procesos ejecutivos mediante los cuales se eligen, coordinan y aplican las habilidades, por tanto se sitúan en un nivel superior (NISBET y SHUCKMISTH, 1987). El alumno o la alumna que ha adquirido tales habilidades está en disposición de examinar las tareas, los problemas y las situaciones para responder en consecuencia.
En estos últimos años desde el campo de la Psicología Cognitiva ha habido un interés creciente por desplazar la atención desde las técnicas de estudio hacia las estrategias de aprendizaje. Las estrategias de aprendizaje suponen algo más que la ejecución de ciertas técnicas de estudio, ya que demanda del alumno, la reflexión sobre sus procesos cognitivos de aprendizaje y de cuáles deben ser, por tanto, las técnicas más adecuadas para desarrollar esos procesos. NISBET y SHUCKMISTH (1986: 90) entienden por estrategias de aprendizaje aquellas "secuencias integradas de procedimientos o actividades que se eligen con el propósito de facilitar la adquisición, el almacenamiento y/o la utilización de la información o conocimientos".
Además estas estrategias implican la utilización de determinadas técnicas, "Estas actividades que forman parte de las estrategias suelen recibir el nombre de técnicas o hábitos de estudio, e incluiría el amplio abanico de destrezas específicos que los alumnos suelen recibir en los cursos de técnicas de estudio".
De lo dicho se deriva que las técnicas de estudio no tienen sentido por sí solas y desligadas de las estrategias que nos permitan aprender el uso adecuado de las primeras. Por otro lado, existe un constructo dentro de la Psicología Cognitiva (DE VEGA, 1984) que está recibiendo especial atención, este es el de la metacognición. Cuando un alumno o alumna es capaz de identificar los problemas o las dificultades a la hora de aprender está haciendo metacognición. No todos somos capaces de identificar nuestras dificultades mientras estamos sumergidos en el proceso de aprender determinados conocimientos; muchos problemas de rendimiento sobrevienen precisamente porque no poseemos esta habilidad.
Aprender a aprender: Algunas razones para justificar su importancia como principio educativo
El libro de NISBET y SHUCKMISTH (1986) sobre las estrategias de aprendizaje en la escuela empezaba con una afirmación que nos parece a todas luces incontestable: "el conocimiento más importante es el conocimiento de sí mismo, el aprendizaje más importante es el aprender a aprender". Esta afirmación encierra algunas cuestiones que resultan de suma utilidad.
El conocimiento de sí mismo es fundamental en distintos órdenes de la vida, pero es incluso necesario para poder identificar nuestras dificultades a la hora de aprender. Sin embargo, el conocimiento de uno mismo a veces representa el lado oscuro del corazón; no siempre tenemos una idea ajustada de nuestros puntos fuertes y débiles. Evidentemente no es necesario, ni siquiera es humanamente posible, ser bueno en todo, pero sí hemos de aprender a conocer nuestras posibilidades y limitaciones tanto en la esfera personal y como en la profesional.
La inteligencia académica, desarrollada en nuestro largo deambular por todos los niveles del sistema educativo, no siempre se acompaña de una inteligencia práctica que nos permita vislumbrar las ventajas potenciales que representa el pararse a reflexionar sobre uno mismo. La anécdota inventada por el profesor R. J. Stenberg de la Universidad de Yale en su discurso de investidura como doctor Honoris Causa de la Universidad Complutense de Madrid, podría ilustrarnos sobre la importancia de la inteligencia práctica en todos los órdenes de la vida.
"Dos jóvenes van caminando por un bosque. De repente encuentran un problema: un oso feroz y hambriento está corriendo detrás de ellos. El problema es, por supuesto, qué hacer. El primer joven (...) ha sacado muy buenas notas en la Universidad y todas sus calificaciones en los exámenes son excelentes. Sus profesores le aprecian mucho sin saber que él tiene un cociente intelectual muy alto. Este joven es tan inteligente que puede calcular que el oso va a alcanzarles en diecisiete segundos. Y, compresiblemente, se deja llevar por el pánico. El segundo joven (...) ha sacado buenas notas en los exámenes pero nunca ha sido brillante. Lo que tiene este joven, sin embargo, es sentido común. Al ver al oso se quita sus botas de excursionista y se pone unos zapatos de lona. El primer joven lo ve y le grita: ¡Eres tonto ! No hay forma de correr mas que el oso. A lo que el otro joven contesta: ¿qué importa? sólo tengo que correr más rápido que tú".
En esta primera parte de la historia el profesor Stenberg trata de resaltar, con mucha ironía por cierto, el hecho de que aunque ambos jóvenes son inteligentes, el primer joven, el que se comió el oso, poseía una gran inteligencia académica o analítica pero carecía de inteligencia práctica necesaria en la vida diaria para podernos adaptar y tener éxito en muchas de nuestras actividades. Pero no debemos desmerecer, a resultas de la primera parte de esta historia, la importancia de la inteligencia analítica en la vida cotidiana. La historia de los dos jóvenes tiene una segunda parte y cada lector o lectora podrá extraer sus propias conclusiones:
"El segundo joven contrajo fobia a los bosques, pero al tener una gran inteligencia práctica se dio cuenta que no podía pasar el resto de su vida con esta fobia. En consecuencia regresó al bosque y se enfrentó a su fobia. Pero cuando empezaba a perder la fobia se dio cuenta de algo importante: aunque el relámpago nunca vuelve dos veces al mismo lugar, los osos sí, y este oso no había comido desde que se comió al otro joven. Nuestro joven vio al oso y trató de encontrar una forma práctica de escapar, Nada. Finalmente, sólo pudo encontrar una solución: decidió rezar. Pidió a Dios que el oso se convirtiera en un ser religioso como él y escuchara; y un momento antes de que el oso alcanzara al joven, el oso se paró, se arrodilló y también comenzó a rezar... Pero ¡caramba! en la vida no es importante sólo la inteligencia práctica; también se tiene que analizar los problemas correctamente. El joven no había especificado la religión, y el oso rezó: Gracias, señor, por los alimentos que voy a recibir... y este fue el final del segundo muchacho".
En un mundo donde la nota predominante es la incertidumbre y la provisionalidad de los conocimientos es moneda común, el principio de aprender a aprender es imprescindible para podernos desenvolver en la sociedad de la información. Tal como sostiene TORRES (1994) es necesario fomentar en el aula formas útiles de evaluar la información, de generar nueva información, de propiciar nuevas formas de pensar acerca del mundo y de actuar en él. La filosofía del aprender a aprender puede resultar útil para alcanzar todo esto; pero para ello el alumno ha de saber según TORRES (1994 :239):
1. Definir un tema o una propuesta y sobre la que informarse:
• Ser capaz de interrogarse y de planificar la manera de contestar las preguntas.
2. Localizar información:
• Destrezas para moverse en una biblioteca, consultar libros, diccionarios, revistas, periódicos, etc.
3. Seleccionar la información:
Saber extractar información presupone su comprensión.
4. Organizarla:
• Saber tomar notas, sintetizar, clasificar la información.
5. Evaluar la información juzgar su veracidad, relevancia de la información y de la fuente informadora; detectar posibles prejuicios o manipulaciones, etc.
6. Comunicar resultados
7. Presentar los resultados
Aprender a aprender: esa "asignatura hueso" para el profesor y la administración educativa
El "aprender a aprender" sigue siendo la asignatura pendiente, deseable como filosofía educativa pero difícilmente apresable en la práctica. La pregunta del principio del sigloXXI es ¿cómo se consigue alcanzar en los alumnos/as el aprender a aprender? ¿La respuesta se reduciría a una mera cuestión de procedimiento de trabajo o hay algo más? Evidentemente no basta con dotar al alumno de las consabidas técnicas de estudio que, a modo de recetas mágicas, logran de los estudiantes el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo.
NISBERT y SHUCKMISTH (1987: 43‑44) han hecho un interesante memorial de agravios sobre la enseñanza de las habilidades para el estudio:
1.Carece de base teórica y de conexión con los avances de la Psicología Cognitiva.
2. Carece de base empírica, fundándose en un consenso que se perpetúa a sí mismo.
3. A menudo es demasiado general y se imparte fuera de contexto, de manera que los alumnos no la consideran relevante para sus necesidades y no la aplican.
4. No es transferible, pues con frecuencia se reduce a una colección de recursos para estudiar determinadas asignaturas.
5. Fácilmente se convierte en una forma de satisfacer las exigencias del sistema escolar y en especial de pasar los exámenes.
6. Se imparte demasiado tarde, cuando a la edad de dieciséis o dieciocho años los alumnos ya han formado sus hábitos de estudio.
Un último inconveniente, no mencionado por los autores, es la forma en que tradicionalmente se ha incorporado la enseñanza de las técnicas de estudio dentro de la escuela: paralela al curriculum, impartida fuera del contexto de la clase y de las materias y a espaldas en muchas ocasiones del profesor.
El conocimiento de algunas técnicas de estudio ayudan a determinados alumnos y alumnas a salir del atolladero de los exámenes, ofertando reglas nemotécnicas, sugerencias para elaborar esquemas, resúmenes, formas de estudiar dependiendo del tipo de exámenes a realizar (pruebas objetivas, desarrollo de microtemas..), etc. Las técnicas son un apoyo al aprendizaje, pero a través de ellas es difícil que alcancemos el objetivo de aprender a aprender. Para esto tendremos que empezar a trabajar en las aulas las estrategias de aprendizaje y la metacognición.
La metacognición alude al conocimiento sobre nuestra forma de conocer. Representa en cierta manera un ejercicio de introspección y de revisión sobre los modos que tenemos de aprender y sobre las dificultades detectadas a la hora de asimilar y acomodar los contenidos de conocimiento, sean éstos conceptuales, procedimentales o relacionados con las actitudes, normas y valores.
A pesar de la importancia de la metacognición existe un desconocimiento casi generalizado del mismo entre los docentes, e incluso entre algunos de los profesionales de la Psicología o la Pedagogía. Generalmente el espacio del aula con la presencia del educador ha estado destinado al entrenamiento en las técnicas de estudio y a sensibilizar al alumno/a sobre la necesidad de desarrollar hábitos de trabajo continuados. Y esto se debe, en gran medida, a que se desconoce la existencia de algo que vaya más allá del cúmulo de consejo y recetas contenidas en las técnicas de estudio. Si se quiere avanzar en la línea de las estrategias de aprendizaje y los procesos metacognitivos, la investigación en este campo y las iniciativas de formación de los educadores han de darse la mano; esta es la única vía que tienen los teóricos del aprendizaje y los prácticos de la educación para comprender y explicar cuál es la mejor manera de trasladar al aula el cúmulo de experiencias y saberes sobre el aprender a aprender o sobre el enseñar a aprender .
Las demandas cognitivas al alumnado impuestas desde las instancias educativas: un decálogo para comprender la magnitud del problema
Parece existir cierto consenso en torno al hecho de que las demandas cognitivas formuladas desde la normativa y desde las escuelas son excesivas (RIVIERE, 1983; SANTANA VEGA, 1993; Pozo, 1996; GIMENO, 1997). Sostiene RIVIERE (1 983) que si tenemos presente las demandas cognitivas impuestas a los alumnos/as lo realmente sorprendente es que aún no sea mayor el mal denominado fracaso escolar; para sostener tal afirmación se apoya en diez proposiciones que, a modo de decálogo, entretejen la trama en la que transcurre la vida de los escolares.
En el siguiente cuadro vamos a sintetizar el decálogo señalando, por un lado, las demandas cognitivas exigidas al escolar y las derivaciones prácticas de dichas demandas y, por otro lado, los mandamientos sugeridos al profesorado para tratar de prevenir el fracaso escolar. Las demandas cognitivas de la escuela son cubiertas con dificultad por los escolares de primaria, esto va fraguando un aprendizaje no significativo y descontextualizado que se continúa en el periodo de la educación secundaria.
Según Riviére las demandas podrían quedar resumidas en dos : desvincularás tus conocimientos de los propósitos e intenciones humanas y para colmo deberás parecer un chico interesado y atento. El análisis del tan cacareado "fracaso escolar" debería de tomar en cuenta las demandas cognitivas impuestas al alumno, ya que no siempre éstas se corresponden con las posibilidades reales de nuestros alumnos y alumnas. Como se señala en el libro de Aprendices y maestros (Pozo 1996: 110): "El sistema cognitivo humano tiene una dinámica propia, basada en unos procesos de atención, motivación, memoria y olvido (...). Por más mediación social que haya, el aprendiz debe ejercer determinadas actividades o procesos mentales para cambiar su conocimiento o adquirir nuevas habilidades".
La construcción del conocimiento es una tarea ardua, a la vez que apasionante, que está aún llena de incógnitas y de contradicciones. Quizá la contradicción más patente sea que aún sigue dominando el aprendizaje reproductivo y memorístico, del que hemos sido "víctimas" una buena cohorte de egresados del sistema educativo. Mientras el aprendizaje memorístico se apoya en la cantidad y propicia un aprendizaje de naturaleza dependiente, el principio de aprender a aprender se asienta en la búsqueda de la calidad y elicita un aprendizaje de naturaleza autónoma (MELERO, 1995). Tal vez la hegemonía del aprendizaje memorístico podría se explicado porque las demandas sociales así lo impongan. Pero como se sostiene en Aprendices y maestros (Pozo, 1996) a pesar de que existen enfoques alternativos, como el constructivismo, que goza de amplia aceptación en los círculos científicos, sin embargo, apenas tiene influencia en la cultura del aprendizaje y en los hábitos sociales que le acompañan. Tal vez el reto de los educadores del futuro sea ir avanzando en esta línea de trabajo, para ir construyendo un puente entre los teóricos del aprendizaje y los prácticos, estableciendo canales de comunicación fluidos. Posiblemente de esta forma nos podamos beneficiar de los resultados de las investigaciones en el campo de la Psicopedagogía y así mejorar nuestra práctica profesional como docentes, tanto en la enseñanza reglada como en la no reglada.
A modo de conclusión: ¿Hacia dónde debemos dirigir nuestros esfuerzos para alcanzar el viejo deseo de aprender a aprender?
La solución al dilema de hacia dónde debemos dirigir nuestros esfuerzos, no es única ni sencilla. Entre otras razones porque el cúmulo de trabajos en torne a este tema, no arrojan mucha luz acerca de los procedimientos y estrategias más adecuadas a seguir por el docente dentro de la clase. Los trabajos de STERNBERG (1983) sobre la enseñanza de habilidades para el estudio o el listado de estrategias generales presentadas por RUBINSTEIN en 1975 (buscar un método general más allá de los detalles, aplazar las conclusiones finales, generar modelos sobre la realidad, aplicarlos a otros contextos, rastrear en la memoria, utilizar las analogías, la reflexión, etc.), no son más que intentos tímidos y parcelados sobre el reto más amplio de vertebrar el principio de aprender a aprender dentro del contexto escolar.
En este sentido, NISBET y SHUGKMISTH (1987) después de llevar a cabo una experiencia de dos años con profesores y alumnos, llegan a la conclusión de que el método de aprendizaje elaborado a partir de los estudios de la psicología cognitiva, es de difícil incorporación en la práctica de la escuela. El uso de las entrevistas y de las observaciones en clase permitieron a los autores detectar que a pesar de que los niños (de diez a catorce años) habían desarrollado estrategias de forma intuitiva, no tenían la habilidad para aplicarlas adecuadamente. Las observaciones permitieron constatar el hecho de que se le presta poca atención a la forma en la que se ejecuta el aprendizaje o se lleva a cabo las tareas; esto es, se ignoran los procesos, poniéndose el énfasis en los productos finales.
Quizá otra cuestión quede en el aire: ¿habría que desterrar definitivamente la enseñanza de habilidades concretas de aprendizaje para centrarnos en el desarrollo de estrategias generales, tales como la planificación, conciencia de los propios procesos para aprender.. . ?. La respuesta esgrimida por diferentes autores (KIRBY, 1984; NISBET y SHUCKMISTH 1987) son concluyentes: la solución al dilema está en el uso combinado de ambos procedimientos. Tal como señalan NISBET y SHUCKMISTH (1987: 132): "Los estrategias generales son difíciles de cambiar, exigen una enseñanza a largo plazo y resulta arduo abordarlas en ausencia de tareas o contextos específicos. Las habilidades concretas, por el contrario, son fáciles de cambiar o de enseñar a corto plazo, pero es más difícil generalizarlas".
Una buena parte del profesorado de secundaria, y en menor medida el de primaria, tienden a percibirse a sí mismos como profesores de materias. Por tanto, no hay lugar para la aplicación del conocimiento proveniente del campo de la Psicopedagogía. De esta manera conceptos como el de metacognición o el de estrategias de aprendizaje quedan lejos de sus áreas prioritarias de interés.
De otra parte, algunos profesionales de la Psicología o de la Pedagogía han aceptado el hecho que las habilidades para el estudio es un tema de su exclusiva competencia. Así se han generado programas impartidos paralelamente al curriculum, no conectados con la realidad de las materias y difícilmente generalizables fuera del contexto del curso. Además, ésta ha sido la fórmula que tradicionalmente se ha adoptado para insertar cualquier tipo de programa dentro del marco escolar (SANTANA VEGA, 1993).
La división de tareas asumidas implícita o explícitamente entre el profesorado (transmisor de contenidos de conocimiento) y los profesionales de la psicopedagogía (instructores de las técnicas y procedimientos de aprendizaje) es una muestra más de la parcelación del trabajo del educador, del especialista y de la alienación de las distintas figuras que desempeñan sus papeles en el escenario de los establecimientos escolares (SANTANA VEGA, 1997).
Las diferentes áreas de conocimiento pueden servir de base para alcanzar la meta de aprender a aprender. Pero para percibir esta lectura de la realidad tanto el profesor como los agentes de apoyo a la institución escolar deben estar informados por un interés innovador; esta es la única forma de emancipar a los prácticos de la "camisa de fuerza" de las normativas formuladas desde los subsistemas de apoyo a las escuelas, tanto internos como externos a ella. Y también de emancipar a los agentes de apoyo (orientadores, esoecialistas) de su situación de alienación y de ser "magos" (carentes de magia) a la hora de resolver la amplia casuística de una escuela.
No es necesario generar un nuevo curriculum para introducir las estrategias de aprendizaje en el contexto académico. No obstante, sí hemos de cambiar nuestra percepción y nuestra actitud hacia las materias que impartimos; además la formación de todos los profesionales que intervienen en el proceso educativo ha de facilitar la integración y la globalización de los saberes y no la parcelación de los mismos; la especialización puede ser la trinchera que nos permita refugiarnos y excusarnos de participar en el proceso de formación integral del alumnado, en el que todos y todas estamos inexorablemente comprometidos.
Las siguientes aseveraciones de SABATER, extraídas de su libro El valor de educar (1997:50), resultan bastante ilustrativas del mensaje último que encierra la filosofía del aprender a aprender: "La capacidad de aprender está hecha de muchas preguntas y de algunas respuestas; de búsquedas personales y no de hallazgos institucionalmente decretados; de crítica y puesta en cuestión en lugar de obediencia satisfecha con lo comúnmente establecido (...) De modo que, como ya tantas veces se ha dicho, lo importante es enseñar a aprender."
LOS PROCESOS COGNITIVOS Y SU IMPLICANCIA EN LA EDUCACIÓN
La Educación, en general, propende al desarrollo de competencias a nivel superior en el que aprende, competencias que se relacionan con el desarrollo de los procesos mentales superiores, esto debido a la exigencia que le impone su desempeño en el mundo actual, no sólo en su necesidad de enfrentar una acción laboral, sino también en sus relaciones personales e interpersonales con el resto de la sociedad.
Estas exigencias revelan la importancia que tienen para el educando las capacidades de prever o anticipar, analizar, sistematizar y sintetizar, planificar y resolver problemas y situaciones de diferentes planos en los que la persona se desarrolla.
El interés por comprender la mente humana no es nuevo. Existen diferentes posturas o enfoques para tratar de entender como se concibe actualmente estos procesos cognitivos superiores, puesto que comprender su estudio es una situación compleja, especialmente por las peculiaridades del objeto de estudio que se caracteriza por :
§ Los fenómenos mentales son inaccesibles a la observación , sólo se pueden observar los productos externos, pero no los procesos subyacentes
§ Los procesos mentales son veloces, al parecer de una simplicidad engañosa
§ El sistema cognitivo es interactivo. Existe una dependencia de todos los componentes del sistema, lo que dificulta aislar las variables.
En las primeras décadas del siglo pasado, los paradigmas que dominaban el estudio de la mente fueron el conductismo y el neoconductismo que postulaban el análisis asocianista de la conducta ( asociación estímulo-respuesta) y minimizaban el valor de los procesos mentales
El término cognición se refiere al acto, poder o facultad de comprender, procesar y conocer. Asimismo, llamamos desarrollo cognitivo al desarrollo mental que tiene lugar cuando el niño aprende a interactuar con su ambiente incrementando su entendimiento (López Melero, 1991).
El desarrollo cognitivo no es una entidad que se pueda medir aislada, sino con relación a múltiples facetas que dan como resultado la cognición inteligente. Así este proceso va unido a producciones como el lenguaje, la ejecución académica, las habilidades sociales e incluso comportamientos afectivos tempranos como la mirada y la sonrisa se pueden considerar como indicadores del desarrollo cognitivo.
Cuando hablamos de los problemas y las características de la cognición, nos referiremos entonces, a esa capacidad interna del sujeto y a la experiencia socialmente organizada que conocemos como la inteligencia. Sin embargo, por inteligencia no siempre se ha entendido lo mismo, estando este concepto sujeto a la evolución de las teorías psicológicas y sociológicas. Por ello, antes de empezar a hablar de las características cognitivas de los niños y niñas, realizaremos un breve esbozo de lo que entendemos por inteligencia y cuáles son los modelos teóricos desde los que vamos a interpretar la naturaleza del comportamiento inteligente y los procesos cognitivos que la componen.
1.- LA INTELIGENCIA Y LOS PROCESOS COGNITIVOS
El concepto de inteligencia, manejado en décadas pasadas la entendían como una capacidad estática, innata. Esta conceptualización supuso la aparición del concepto de coeficiente intelectual, C.I., y la denominación de deficientes para aquellos sujetos con un C.I. inferior a 70, a los cuales también de les jerarquizó en los términos deficientes leves, medios y severos según el resultado obtenido luego de la aplicación de la escala de Weschler (WISC).
A finales de los años 60 y principios de los 70, se empieza a cuestionar el valor predictivo de los test psicométricos, tanto por no adecuarse a las teorías del aprendizaje y el conocimiento que estaban surgiendo, como por el carácter peyorativo y estratificador que suponían, al basarse fundamentalmente en los valores de una determinada cultura. Esto motivó que tanto en algunos estados de EE.UU. como en la Unión Soviética llegasen a prohibir su uso en las escuelas.
Es de esta manera, como se empieza a cuestionar el concepto de inteligencia entendido entonces como C.I., para dar cabida a concepciones más procesuales. Para Stenberg (1988) por ejemplo, la inteligencia se considera principalmente como capacidad de resolución de problemas, dejando de ser un aspecto meramente cognitivo para considerarse como “un macrocomponente que incluye a la inteligencia general, la académica, la práctica, la cristalizada y la fluida, así como la motivación. Este cambio en la concepción de la inteligencia dio lugar a numerosas investigaciones tanto en el terreno de la inteligencia artificial, como en el del desarrollo del conocimiento y el aprendizaje (desarrollo de las teorías sobre el potencial del aprendizaje (Vigosky,1979;Bruner,1983).
Las teorías sobre el procesamiento de la información surgen a partir del apogeo de la informática y el estudio de la inteligencia, apareciendo diversas investigaciones en las que se comparaba el funcionamiento de la mente humana al software y hardware de un computador.
En la Psicología americana contemporánea, los modelos de procesamiento de la información han intentado explicar los procesos mentales de forma aislada: se han hecho estudios sobre la percepción, sobre la memoria a corto plazo , o sobre la resolución de problemas, dándose entonces una dicotomía entre procesos de bajo nivel, como la percepción, sobre la memoria a corto plazo, o sobre la resolución de problemas, dándose entonces una dicotomía entre procesos de bajo nivel, como la percepción, y procesos de alto nivel o funcionamiento, como la resolución de problemas.
Stenberg (1979), intentando buscar un marco global desde el que entender de forma unitaria estos procesos, propone un modelo secuencial que va desde la presentación del estímulo hasta la codificación, activación de la respuesta misma.
Fue Luria en 1979 quien, estudiando el funcionamiento de la mente a través de las lesiones cerebrales, y su influencia en el procesamiento de la información, ofreció una explicación de los procesos mentales humanos como sistema funcionales complejos que implican a grupos de estructuras cerebrales que trabajan concertadamente.
Este autor señala que existen tres unidades funcionales principales que participan en toda la actividad mental:
Þ una unidad para regular el tono o la vigilia,
Þ una unidad para obtener, procesar y almacenar la información que llega del mundo exterior
Þ una unidad para programar, regular y verificar la actividad mental.
Todos los procesos mentales humanos tienen lugar con la participación de alguna de todas estas unidades funcionales.
Gracias al conocimiento de estos trabajos, la psicología continúa desarrollándose en torno a los procesos cognitivos (Feuerstein, 1980; Campione y Brown,1962; Das,1983;López Melero,1991;Garrido,1991), y a las nuevas expectativas que ofrece, en concreto, en el campo de la educación de las personas.
A partir de estas investigaciones, el foco de estudio se va a dirigir al conocimiento de cómo los sujetos adquieren la información, como la procesan y como la ponen en uso, descubriendo como poder intervenir para resolver los problemas que se manifiestan en la capacidad receptiva, procesual y planificadora.
El modelo propuesto por Luria va a permitir describir la actividad mental en términos de procesos simultáneos y sucesivos que tienen lugar a partir de las unidades funcionales del cerebro. A continuación, se comentará brevemente en que consiste este modelo de procesamiento.
1.1. Modelo seriado del procesamiento de la información
La información se procesa según Luria, a través de tres zonas jerárquicamente relacionadas .
- La primera unidad funcional mantiene el tono cortical y el estado de vigilia, regulando estos estados en función de las demandas internas y externas, conectando por tanto con los reflejos de orientación y los mecanismos de la memoria, obedeciendo a mecanismos graduales (familiarización)
- La segunda unidad funcional se encarga de la recepción, análisis y almacenaje de la información. Al contrario que la primera zona, responde a la existencia o no de impulsos indirectos. En esta unidad se encuentra el cortex sensorial para la recepción, análisis y almacenaje (procesamiento simultáneo y sucesivo) de la información, siendo las zonas corticales terciarias, las que se encargan de la transición de las síntesis sensoriales a niveles de procesos simbólicos y operaciones con significado, con estructuras semánticas complejas, con sistemas de números y relaciones abstractas. Gracias a esta zona se produce el análisis y almacenaje de la información y por tanto el proceso al pensamiento abstracto .
- La tercera unidad funcional es la que se encarga de programar, regular y verificar la actividad. Es por tanto la unidad superior que regula la actividad consciente, programando, regulando verificando el comportamiento.
“Cada actividad consciente constituye siempre un sistema funcional complejo y tiene a través del trabajo combinado de las tres unidades cerebrales, cada una de las cuales aporta su propia contribución” (Luria,1979).
El modelo de integración de la información propuesto por Das y ampliado recientemente por Ashman (1990) retoma el modelo de Luria operacionalizando sus nociones de la organización de funciones cognitivas e incorporando concepto de la psicología cognitiva.
Según Das , a la primera función neurofisiológica de activación y alertamiento que señala Luria le corresponde, en el orden psicológico los procesos de atención y orientación, a la segunda función neurofisiológica de codificación, el procesamiento simultáneo y sucesivo y, a la tercera función mental, la identifica con la capacidad para tomar decisiones, juicios y planes de acción. Para Das , la unidad de proceso central tiene tres componentes principales: el que procesa información separada en grupos simultáneos, el que procesa información discreta en series sucesivas organizadas en el tiempo y el componente de toma de decisiones y planificación, que utiliza la información integrada por los otros dos componentes .
El procesamiento simultáneo implica la integración de estímulos en grupo, en síntesis, de forma que cada elemento de la tarea está interrelacionado con otro (Das, 1990). Según Luria, 1973, los procesos simultáneos están presentes en la comprensión de cualquier sistema de relaciones, gramaticales, aritméticos, etc. El procesamiento sucesivo por su parte, incluye la integración de estímulos en una serie específica, en la que cada elemento está relacionado sólo con el consiguiente y cada parte consecutivamente activas la siguiente. el tipo de procesamiento que se produce no se ve afectado por el modo en que el receptor sensorial recibió originalmente la información sino que depende de las preferencias del individuo, las demandas de la tarea y la interacciones entre las preferencias y la demanda de la tarea (Das, 1990). El componente final del modelos de integración de la información es el responsable del comportamiento. “La unidad de salida determina y organiza el comportamiento cognitivo o motor como función de las demandas de la tarea y los procesos de planificación. El resultado puede ser de naturaleza simultánea o sucesiva y es independiente del modo de entrada, forma de presentación y manera de procesarlo”
Un ejemplo de como se desarrolla este modelo es el propuesto por López Melero (1991) en el que se recogen los diferentes momentos y estrategias en el procesamiento de la información
.
A modo de síntesis, en el cuadro que sigue (López Melero, 1991) trata de recoger los principales procesos cognitivos y las estrategias de procesamiento que se incluyen en cada uno de ellos. Estos procesos no se dan en forma aislada, sino que van a interactuar para favorecer el aprendizaje.
1.2. Del pensamiento de Luria - Vigotsky a Feuerstein: el potencial de aprendizaje.
Los procesos cognitivos se producen en un contexto interactivo de naturaleza social y comunicativa. Cualquier función, escribe Vigotsky, en el desarrollo cultural infantil aparece dos veces, en primer lugar aparece en el plano social y después en el plano psicológico. El desarrollo infantil es por tanto, un desarrollo mediado por importantes determinaciones culturales (Vigotsky,1979)
Retomando las ideas de Vigotsky, Feuerstein (1979) señala que la inteligencia equivale a potencial de aprendizaje, a la capacidad para aprender de la experiencia. Esta capacidad para aprender no es estática sino puede ser modificada a través de la intervención mediada.
PROCESOS Y ESTRATEGIAS COGNITIVAS
PERCEPCIÓN
Registro sensorial
Detección de patrones
discriminación de patrones
codificación
ATENCIÓN
Organización de la información
Selección de la información
Clasificación, categorización
MEMORIA
Formación de conceptos
Memoria a largo plazo:
procesamiento simultáneo
Memoria a corto plazo:
procesamiento sucesivo
.
TRANSFERENCIA
Planes de acción
Toma de decisiones
Solución de problemas
METACOGNICION
Metamemoria
Metaatención
Metacognición
La noción de “Desarrollo potencial” es acuñada por Vigotsky para referirse a las relaciones entre desarrollo y aprendizaje y al papel que ocupa la interacción en el desarrollo cognitivo del sujeto.
Para Vigotsky, la zona de desarrollo potencial se concibe como la distancia entre el nivel de desarrollo real, determinado por la resolución de un problema sin ayuda, y el nivel de desarrollo potencial determinado por la resolución de un problema bajo la guía del adulto, o en colaboración con sus compañeros más competentes (Vigotsky, 1978).
Para Feuerstein (1979), la intervención ha de centrarse en la explotación dinámica de las potencialidades del sujeto que permanecen ocultas y, que pueden salir a la luz, con el aprendizaje mediado. Según este autor, el funcionamiento diferente del sujeto puede deberse en determinadas ocasiones, a la ausencia o carencia de una experiencia de aprendizaje mediatizado. Feuerstein considera al ser humano como un sistema abierto cuya estructura cognitiva puede ser modificada bajo condiciones específicas de intervención.
El modelo elaborado por Feuerstein está relacionado con el desarrollo cognitivo y los procesos que intervienen en el mismo. El desarrollo cognitivo puede darse bien por exposición directa a la estimulación, bien a través del aprendizaje mediado, donde el adulto confiere un significado a la experiencia para el niño.
Bajo estos supuestos, Feuerstein se interesa por explicar y remediar el rendimiento cognitivo pobre en niños y niñas deprimidas culturalmente. Este bajo rendimiento puede explicarse para él como insuficiencia de aprendizaje mediado, cuyo principal responsable es la afectividad (Feuerstein, 1980; Marín Gracia,1987).
Los resultados de esta carencia de aprendizaje no son irreversibles, de ahí que el punto de partida ha de ser la valoración del potencial de modificalidad por el aprendizaje, es decir, conocer la zona de desarrollo potencial. Una vez realizada esta valoración, Feuerstein recurre al MAPA COGNITIVO como un instrumento para analizar el tipo de procesos que intervienen en un acto mental y guiar la experiencia de aprendizaje mediatizado, teniendo en cuenta el funcionamiento ineficaz del sujeto en ciertos procesos.
Para Feuerstein, la cognición es el punto medular de la adaptación con éxito, interesado no en el contenido, sino en la estructura formal del pensamiento. Su programa, “ Enriquecimiento Instrumental” está basado en un modelo teórico que toma en cuenta la estructura mental del individuo de bajos logros y los aspectos motivacionales. La construcción de los materiales y su aplicación se basan en el mapa cognitivo que ayuda a la categorización y definición de los actos mentales. El mapa cognitivo tiene siete parámetros que nos permiten analizar el acto mental (Feuerstein, 1980).
1. Contenido: se refiere a la materia o al objeto de un acto mental.
2. Operaciones: clase de actividades exigidas por una tarea: clasificación, analogía, seriación, etc.
3. Fase: se refiere a los aspectos de entrada, elaboración o salida de un acto mental. A lo largo de estas fases se suceden las funciones cognitivas. La identificación de la fase ayuda por tanto a determinar el origen de la respuesta correcta, de la función deficiente.
4. Modalidad: se refiere al modo de presentación de la información (verbal, numérica, gestual, etc.)
5. Nivel de complejidad: se refiere a la cantidad y cualidad de las unidades de información de acuerdo con su grado de innovación o familiaridad.
6. Nivel de abstracción: distancia entre el acto mental y el objeto sobre el que se opera. El acto mental puede realizarse sobre el objeto, sobre representaciones del objeto o sobre proposiciones hipotéticas.
7. Nivel de eficiencia: grado de cristalización y automatización del acto mental.
La descripción del acto mental en estos parámetros nos permite conocer las diferencias cognitivas, que según Feuerstein, se pueden localizar en la fase de entrada, en la fase de elaboración y en la fase de salida, pudiendo también deberse a factores afectivo emocionales. Estas funciones nos permiten analizar el nivel del individuo y mejorarlo a través del programa de enriquecimiento instrumental.
Como hemos visto hasta ahora, tanto el modelo de Procesamiento de la Información de das como el Programa de Enriquecimiento Instrumental de Feuerstein desarrollan y especifican los procesos cognitivos expuestos por Luria: Das en sus componentes y Feuerstein según su localización bien en la fase de entrada, en la de elaboración o en la de salida.
A grosso modo, estas dos grandes corrientes se complementan y podrían quedar reflejadas a modo de síntesis en el siguiente cuadro (Garrido,1991).
En general, estos autores han observado que tanto con los programas de Feuerstein como con el procesamiento de la información de Das, se puede producir una mejora en la inteligencia en general pero, en algunos sujetos, y en concreto en los sujetos cognitivamente diferentes, se presentan problemas en cuanto a los procesos de generalización y transferencia. Una de las posibles razones hace referencia a que estos programas se refieren a la inteligencia y no al aprendizaje, siendo uno de los mayores problemas la concepción rígida de los que debe ser el proceso de aprendizaje y el concepto mismo de inteligencia que, a pesar de su carácter procesual, sigue evaluándose a partir de pruebas psicométricas como es el caso del modelo de Feuerstein.
En las numerosas investigaciones sobre la intervención cognitiva en alumnos con discapacidades intelectuales, se han observado algunas cuestiones básicas: el papel de la metacognición en el aprendizaje y la solución de problemas, la transferencia del aprendizaje a situaciones nuevas y su aplicación a la clase (Ashman y Conway, 1990).
Estas cuestiones son el tema de interés de recientes investigaciones que buscan procedimientos instructivos adecuados para aplicarlos a la educación diferencial. En este sentido, la metacognición adquiere importancia en cuanto que los resultados no se deben exclusivamente a las aptitudes del sujeto, sino que dependen del conocimiento que tiene el sujeto respecto a sus propias posibilidades, como medio para organizar as estrategias de solución del modo más eficaz, o de establecer los procedimientos compensatorios oportunos si fuera preciso.
El estudio de la metacognición se ha aplicado a diferentes áreas del procesamiento cognitivo con niños y niñas con discapacidades intelectuales de diversas edades. Estos estudios han demostrado que es posible entrenar en destrezas reguladoras de metacognición, cuando los sujetos se encuentran comprendidos en una edad mental superior a los 8 años, sin embargo, los resultados de estas investigaciones han informado que los procesos de transferencia logrados han sido escasos y aplicados a tareas similares (Justice, 1985; Ashman y Conway, 1990).
La explicación a estos resultados puede encontrarse, en el hecho que en estos sujetos son deficientes los procesos cognitivos previos tales como la memoria, o la falta de información acerca de la relación entre objetos, conocimientos y hechos específicos de la tarea. Este conocimiento se denomina “conocer que” (Ashman y Conway, 1990).
A pesar de la dificultades con que han tropezado los psicólogos cognitivos en el campo de la instrucción, el optimismo parece ser un rasgo común cuando se refiere a la generalización. Algunos autores creen que alcanzar la transferencia depende de la naturaleza del entrenamiento y de los test utilizados para la evaluación, otros con Das, opinan que puede haber un umbral de CII que limite las dimensiones del salto inductivo que exige la generalización.
Las investigaciones realizadas señalan la importancia de las mediaciones verbales en la autodirección para modificar el propio comportamiento, y coinciden en destacar que los programas de intervención deben estar orientados a modificar en primer lugar, las mediaciones verbales de los sujetos.
Estas se mostrarán explícitamente primero, para luego ser interiorizadas y así generalizadas a situaciones nuevas. Estos programas, están básicamente inspirados en los trabajos de Luria y Vigotsky, para quiénes los procesos encubiertos se construyen básicamente a partir de las interacciones sociales, que permiten progresivamente la interiorización de las verbalizaciones adecuadas. El habla socializada se convierte así en habla interiorizada, y esta a su vez en pensamiento (Mayor, 1988).
FUNCIONES COGNITIVAS:
Son los pre-requisitos del pensamiento, que se requieren para lograr una operación como “conjuntos de acciones interiorizadas, organizadas y coordinadas, por las cuales se elabora la información procedentes de las fuentes internas y externas”, que se ponen en juego o que se manifiesten frente a un resultado concreto.
Tal como se dijo anteriormente, Feuerstein crea un modelo que conceptualiza el acto mental en tres fases. Entrada, Elaboración y Salida; frente a la resolución de un problema nos enfrentamos a una situación en que recogemos la información, elaboramos esa información , la procesamos, damos una respuesta. En cada una de estas fases hay pre-requisitos que se necesitan para llevar a cabo con eficiencia la resolución del problema.
Modelo de resolución del problema
Funciones Cognitivas Implicadas
FASE DE ENTRADA:
Recogida de los datos.
- Percepción clara de los estímulos
- Exploración sistemática de una situación de aprendizaje.
- Uso adecuado de instrumentos verbales y conceptos.
- Orientación espacial y temporal
- Conservación de constantes frentes a cambios en una o más dimensiones
- Capacidad para considerar dos o más fuentes de información a la vez.
FASE DE ELABORACIÓN:
- Definición del problema..
-Percepción y definición clara del problema.
- Distinguir datos relevante e irrelevantes.
- Conducta comparativa.
-Búsqueda de estrategias
- Distinguir datos relevantes de los irrelevantes.
- Percepción global de la realidad
- Seguimiento de evidencias lógicas.
- - Pensamiento hipotético.
- Planificación.
- Conducta planificada.
- Elaboración de categorías cognitivas.
FASE DE SALIDA:
- Ejecución
- Comunicación explícita.
- Desinhibición en la comunicación de la respuesta.
- Respuesta certera.
- Respuesta controlada.
.Percepción de los estímulos: Se refiere al componente cognitivo de la percepción, es el hábito de permitir la mayor cantidad de atributos e información. Que conscientemente utilice la percepción para recoger la información.
Exploración sistemática: Se refiere al orden en la exploración, poder organizar la información que me presentan con una lógica que sea eficiente para no perder información.
Uso adecuado de instrumentos verbales y conceptos. Hacer un buen uso de los conceptos verbales que ya tiene. Lee, escucha si no entiende pregunta. Siente la necesidad de ponerle una etiqueta a lo que está diciendo. La ausencia de un código verbal reduce la cantidad y calidad de la información recogida. Si se presenta deficiente esta función el niño lee, escucha, entiende la mitad y sigue trabajando sin tratar de entender, interpreta instrucciones y preguntas en forma equivocada, tiene una deficiencia de comprensión que perjudicará la interpretación del lenguaje.
Orientación espacial y Temporal. Es el hábito de hacer uso de este referente cuando sea necesario.
Las dimensiones especiales y temporales representan un nivel de funcionamiento que trascienden del aquí y del ahora. Describen la forma en que los objetos se relacionan unos con otros en término de orden y secuencia, distancia y proximidad.
Capacidad para considerar dos o más fuentes de información a la vez: Considerar todas las variables que influyen o que están implicadas en una tarea, de manera simultánea. Está deficiente esta función, cuando si se ha recogido toda la información pero no la utiliza en forma simultánea.
Percepción y definición clara del problema: Es una consecuencia de la buena recogida de la información. Es diferente a entender la instrucción, es enfrentarse a una serie de estímulos que me indican que algo debo resolver, y puedo comprender lo más detalladamente posible que es lo que me pide resolver. Si la instrucción es totalmente clara no estoy poniendo en juego la función de definir el problema, en general el sistema escolar se esfuerza demasiado en dar definido el problema porque le interesa el producto más que el proceso. Un niño que sabe definir el problema en general tiene ideas globales acerca de las cosas. Ej: sabe que le piden portarse bien pero no sabe operacionalizar esa conducta.
Distinguir datos relevantes de lo irrelevante: Se necesita haber interiorizado el problema para determinar cuales de los datos recogidos son importantes considerarlos para la resolución del problema y cuales no son necesarios considerarlos. Necesito saber exactamente que me piden hacer, haber definido bien el .problema para saber que datos de los recogidos son relevantes o no.
Conducta comparativa: Es la necesidad espontánea de establecer comparaciones y diferencias entre dos informaciones. La espontaneidad es lo que da el proceso cognitivo, no es saber o no saber lo que es igual o diferente, es la conducta espontánea. La comparación es la base del pensamiento relacional, cualquier tipo de relación que no haga implica una comparación.
Percepción global de la realidad: Es capaz de relacionar hechos, se da cuenta de la relación causa efecto. Para hacer uso de esta función se requiere establecer relaciones. Si esta función se encuentra deficiente se percibe la realidad como algo aislado, sin relaciones ni temporales, ni espaciales, por ejemplo lleva a una postura pasiva ante los estímulos y la pérdida de la motivación para compararlos, relacionarlos e integrarlos en otro contexto. El sujeto, con esta deficiencia se contenta con apreciaciones generales, vagas e imprecisas.
Establecer relaciones virtuales: Hay situaciones en que las relaciones no vienen dadas por la naturaleza de los elementos que participan en ellos, sino porque nosotros mismos las establecemos en función de nuestras propias necesidades o diferencia a modelos. La mediación para provocar la necesidad de crear relaciones virtuales, de estructurar el campo de percepciones y de transferir aquellas a situaciones nuevas para estudiar la relación de sus elementos. Pueden ser relaciones de causa efecto, temporales, espaciales para poder establecer relaciones se requiere una conducta comparativas, y si se ha establecido relaciones yo podré tener una percepción global de la realidad..
Estas tres últimas funciones dan la base del pensamiento abstracto, las tres buscan la relación entre dato y otro, conectar informaciones para abstraer y construir nuevas informaciones. Las tres se determinan entre si, si no se tiene una conducta comparativa espontánea, se a tener sus percepción episódica de la realidad y esto dificultará el establecer relaciones.
Pensamiento Hipotético: Tiene que ver con la necesidad de anticiparse a los hechos. Haciendo uso de mi experiencia previa y la capacidad para relacionar datos me proyecto en el tiempo, Si la persona se limita a los datos concretos, a lo inmediato, se queda en l a experiencia directa de la realidad, si sentir la necesidad de abstraer, analizar o crear otros caminos y hallar posibles soluciones.
Necesidad de evidencia lógica: Tiene que ver con la importancia de que sienta la necesidad de justificar su respuesta, demostrar y defender la propia opinión con respecto a las cosas. ¿porque dices eso? ¿porque no es lo otro?
Conducta planificada: Para poder planificar los comportamientos mentales en la solución de una tarea se precisa la descripción de la tarea misma, los pasos necesarios y la anticipación de la meta deseada. Todo ello presupone la capacidad de interiorización. La conducta planificada programa los pasos con detalle, los ordena en secuencias y establece sobre ellos criterios de economía y seguridad en la acción.
Elaboración de categorías cognitivas: Cuando el niño se mueve por sus necesidades primarias prefiere operar con los datos inmediatos. Pero esos datos concretos pueden formar categorías que previamente requieren la comparación, clasificación, codificación, establecimiento de criterios. Si se sobrepasan los datos concretos se llegará a conceptos y principios abstractos, expresados en categorías cognitivas superiores. Para ello se hace requisito indispensable el dominio progresivo del vocabulario y de los conceptos. Las deficiencias en esta función pueden provenir de la falta de vocabulario y conceptos, y no tanto de la incapacidad.
Comunicación explícita: Si se presenta deficiente esta función cognitiva el niño limita sus respuestas a su reducida escala de necesidades, encuentra dificultad para considerar el punto de vista del otro, para diferenciar de modo estable y formas o bien para justificar sus respuestas de un modo lógico.
Desinhibición en la comunicación de la respuesta: Si no se tiene esta función desarrollada se presenta un bloqueo en la comunicación de la respuesta, aún cuando haya tenido una buena elaboración, se puede encontrar dificultad en la salida por bloqueos, debido a varias causas efectivas, por inhibición, por imagen negativa de si mismo. O por factores cognitivos. La falta de vocabulario, las respuestas por ensayo y error son otras causas que bloquean las respuestas correctas.
Respuestas certeras: La deficiencia de esta función da lugar a respuestas por ensayo y error. Los niños, dan respuestas espontáneas, sin la suficiente reflexión, comparación y precisión. Si bien la estrategia por ensayo y error es importante usada de forma controlada, en los niños es señal de trabajo no planificado, sin relaciones causa efecto, lo que implica fallos de percepción y de reflexión.
Respuestas controladas Para dar una respuesta se requiere reflexión, el dominio sobre sí mismo y la elección precisa de la forma de expresión. Cuando esto no se da aunque la elaboración sea correcta, las respuestas sean deficientes.
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